Al evaluar las opciones de inversión disponibles nos encontramos con estos dos instrumentos similares, siendo crucial entender las diferencias entre los ETF (Fondos Cotizados en Bolsa) y los fondos de inversión tradicionales. Ambos instrumentos ofrecen ventajas únicas y pueden desempeñar un papel importante en la diversificación de una cartera de inversiones. Sin embargo, sus características y funcionamiento difieren considerablemente. A continuación te muestro en detalle las diferencias clave entre los ETF y los fondos de inversión.
Definición de ETF y fondos de inversión
Los ETF (o Exchange Traded Funds) son vehículos de inversión que agrupan una variedad de activos como acciones, bonos y otros valores financieros, y que se negocian en las bolsas de valores de manera similar a las acciones de las empresas cotizadas. Su objetivo principal es replicar el rendimiento de un índice específico, aunque también se han popularizado los ETF sobre otros productos. Esto les permite ofrecer una exposición diversificada.
Por otro lado, los fondos de inversión tradicionales son fondos gestionados por una entidad financiera, generalmente un banco o fintech, que reúne el dinero de varios inversores para comprar una cartera diversa de activos. Estos fondos no se negocian en la bolsa de valores, y su valor se calcula al final del día de negociación basado en el valor neto de los activos (NAV, por sus siglas en inglés) del fondo.
A pesar de que ambos tipos de fondos permiten a los inversores acceder a una gama amplia de activos, los ETF destacan por su capacidad de ser comprados y vendidos durante el día de negociación en la bolsa, mientras que los fondos de inversión tradicionales solo permiten estas transacciones al final del día.
Estructura y funcionamiento básico
La estructura de los ETF los hace ideales para los inversores que buscan flexibilidad. Están diseñados para ser transparentes, permitiendo a los inversores conocer en todo momento los activos específicos en los que está invertido el producto. Además, su precio fluctúa durante el día en función de la oferta y la demanda en el mercado, similar a como se comporta una acción.
Los fondos de inversión, por el contrario, suelen ser menos transparentes, ya que su composición de activos se divulga de manera periódica, generalmente de forma trimestral. Esto significa que los inversores no tienen una visión en tiempo real de las inversiones subyacentes del fondo. Además, el valor liquidativo de los fondos de inversión se calcula y se publica una vez al día al cierre del mercado.
Debido a estas diferencias estructurales, los ETF ofrecen a los inversores una mayor capacidad para reaccionar rápidamente a las condiciones del mercado. Por contra, los fondos de inversión tradicionales pueden ser más adecuados para aquellos inversores que prefieren una estrategia de inversión a largo plazo y no requieren la capacidad de negociar a lo largo del día.
Liquidez y Flexibilidad de Inversión
La liquidez es una de las ventajas más destacadas de los ETF. Dado que se negocian en las bolsas de valores, los inversores pueden comprar y vender ETF en cualquier momento durante el horario de mercado. Esto les permite ejecutar estrategias comerciales rápidas y beneficiarse de las oportunidades del mercado en tiempo real. Además, la compra y la venta de los ETF se realiza de manera inmediata, al cotizar en bolsa el subyacente (en general), por lo que vienen muy bien si necesitamos el dinero rapidamente.
En cambio, los fondos de inversión ofrecen menos flexibilidad en términos de liquidez. Las compras y ventas de participaciones se procesan al final del día de negociación, basado en el NAV del fondo. Esto supone que la adquisición y venta de los fondos se demore unos días, lo que puede limitar la capacidad de los inversores para aprovechar las fluctuaciones intradía del mercado y puede no ser ideal para estrategias de inversión que requieran movimientos rápidos.
Por su parte, los ETF brindan la posibilidad de realizar operaciones de margen y ventas en corto, lo que amplía aún más las opciones de inversión y las estrategias disponibles para los inversores. Los fondos de inversión tradicionales, por su parte, no ofrecen estas capacidades, lo que limita las estrategias a disposiciones más convencionales y menos complejas.
Costos y comisiones asociados
Uno de los atractivos principales de los ETF es su estructura de costos. Generalmente, los ETF tienen comisiones más bajas en comparación con los fondos de inversión tradicionales, ya que muchos de ellos siguen un enfoque de gestión pasiva. La menor necesidad de gestores activos para seleccionar y monitorear las inversiones ayuda a mantener los costos más bajos y controlados, lo que es muy beneficioso para nosotros, los inversores.
Los fondos de inversión, especialmente los gestionados activamente, suelen tener mayores comisiones debido al trabajo intensivo de los gestores profesionales que seleccionan y gestionan los activos del fondo. Además de las comisiones de gestión, los fondos de inversión pueden incluir costos adicionales, tales como comisiones de salida o entradas y otros costos administrativos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que los ETF pueden incurrir en costos de transacción, como comisiones de corretaje cada vez que se compran o venden. Estos costos pueden acumularse con el tiempo, especialmente para inversores que realizan muchas operaciones. En comparación, los fondos de inversión pueden tener comisiones fijas periódicas que pueden proporcionar una mayor predictibilidad en cuanto a los costos. Y si hablamos de los indexados, que tienen costes más bajos que los tradicionales, llegamos a la conclusión de que los fondos indexados son más beneficiosos que los ETF.
Gestión activa vs gestión pasiva
Otra gran diferencia entre ETF y Fondos de inversión radica en su enfoque de gestión. La mayoría de los ETF siguen un enfoque de gestión pasiva. Es decir, simplemente tratan de replicar el rendimiento de un índice específico de mercado, como el S&P 500. Este enfoque reduce la necesidad de un gestor activo que tome decisiones de inversión diarias.
En cambio, muchos fondos de inversión siguen un enfoque de gestión activa. Esto implica que un gestor de fondos o un equipo de gestores tome decisiones basadas en un análisis profundo del mercado y seleccionen activos con el objetivo de superar al índice de referencia. Esta estrategia puede conllevar mayores comisiones debido a la intensa labor de investigación y monitoreo continuo.
Mientras que la gestión pasiva permite a los ETF ofrecer comisiones más bajas y un rendimiento que es más predecible y alineado con el mercado, la gestión activa de los fondos de inversión puede proporcionar la oportunidad de generar rendimientos superiores. No obstante, también conlleva el riesgo de que el gestor no logre superar al mercado, lo que puede resultar en rendimientos inferiores.
En los últimos años, sin embargo, han surgido los fondos indexados, basados en la gestión pasiva, con lo que esta diferencia con los ETF se ha difuminado.
Diversificación y riesgo
La diversificación es un aspecto fundamental en la construcción de una cartera de inversiones y tanto los ETF como los fondos de inversión ofrecen maneras de lograrlo. Los ETF más habituales, al seguir a un índice específico, permiten a los inversores diversificar sus inversiones en una amplia gama de activos pertenecientes al índice. Esto ayuda a mitigar el riesgo asociado con la inversión en un solo activo.
Los fondos de inversión también proporcionan diversificación al invertir en una variedad de activos según el objetivo y la estrategia del fondo. Los gestores de fondos activos seleccionan una variedad de activos que consideran óptima, lo que puede incluir una combinación de acciones, bonos y otros instrumentos financieros.
Sin embargo, el riesgo asociado puede diferir según la estructura y la estrategia subyacente del fondo. Los ETF, al replicar un índice, limitan el riesgo del gestor, pero todavía conllevan el riesgo del mercado al que están expuestos. Los fondos de inversión activos pueden tomar decisiones más agresivas para superar al mercado, lo que puede reducir o aumentar el nivel de riesgo comparado con los ETF.
Traspasar fondos y ETF
Otra diferencias clave entre ETF y Fondos de inversión, a tener en cuenta entre ambos instrumentos financieros, es la posibilidad o no de traspasar o reinvertir el capital cuando nos convenga. Los ETF no permiten el traspaso directo, sino que deberíamos venderlo y luego comprar participaciones del instrumento destino. Esto conlleva que al vender habremos generado una perdida o ganancia con su correspondiente trascendencia fiscal.
Por contra, los fondos sí permiten realizar traspasos entre sí, sin repercusiones tributarias, por lo que son un buen producto en este sentido.
Acceso y facilidad de compra
Ya lo hemos apuntado antes, y aquí ampliamos este aspecto diferenciador. El acceso a los ETF es relativamente sencillo y comparable al proceso de comprar una acción en la bolsa de valores. Los inversores pueden adquirir ETF a través de sus brokers o plataformas de negociación durante el horario de mercado. Esta accesibilidad y el carácter negociable de los ETF los hace atractivos para muchos inversores individuales y profesionales.
Por otro lado, los fondos de inversión requieren generalmente la suscripción a través de una entidad financiera o un gestor de fondos. Esto puede incluir completar formularios de suscripción y pasar por un proceso de verificación que puede ser más riguroso en comparación con la compra de ETF. Además, las operaciones se procesan al final del día de negociación, lo que puede no ser tan conveniente para todos los inversores.
Además, los ETF ofrecen la posibilidad de comprar cantidades muy pequeñas de participaciones, lo que puede ser beneficioso para los pequeños inversores que buscan empezar a invertir con poco capital. Los fondos de inversión, aunque también pueden permitir inversiones menores, a menudo tienen requisitos mínimos de inversión inicial más altos que los ETF.
Fiscalidad de los fondos de inversión y los ETF
El régimen de tributación de ambos instrumentos en el IRPF es muy similar, aunque hay que tener en cuenta algunas diferencias. En ambos casos, tanto ETF como fondos de inversión o indexados, tributan como ganancias o pérdidas patrimoniales a integrar en la base imponible del ahorro. Para entendernos, son rendimientos del capital mobiliario. Esto supone que al vender un fondo o un ETF nos harán la retención según los siguientes tramos (que estaba previsto que variasen en la Ley de Presupuestos para 2023:
- Hasta 6.000 euros un 19%.
- Desde 6.000 hasta 49.999 euros un 21%.
- Desde 50.000 hasta 199.999 euros un 23%.
- Desde 200.000 hasta 299.999 euros un 27%.
- A partir de 300.000 euros un 28%.
Recuerda lo que hemos dicho antes sobre la reinversión de ETF y fondos: aquellos deben venderse antes, por lo que, de haber beneficios, nos retendrán. Con los fondos no ocurre, sólo al venderlos con ganancias.
Otro dato a destacar es la conocida regla de los 2 meses. Esta regla entra en juego cuando se venden activos con pérdidas, que podríamos compensar con ganancias en la declaración de la renta. Como Hacienda está ojo avizor para evitar afloramientos de pérdidas encubiertos, hay que esperar 2 meses para poder comprar valores homogéneos, como pone en la declaración del IRPF; es decir, los mismos activos.
Con las acciones está claro, no podrías comprar la misma empresa. Con los fondos y ETF habría que fijarse en el ISIN, el ID de todo instrumento. Pero aquí podemos aplicar un pequeño truco: como hay tantos instrumentos casi idénticos pero de distintos proveedores (Amundi, Vanguard, Fidelity…), se podría comprar un instrumento similar de otra de estas empresas.
Si quieres una guía exhaustiva sobre la tributación de los fondos de inversión, en este mismo blog te dejo una.
Compra ETF y fondos de inversión con estrategia
Con la información que has podido leer en este artículo ya tienes unos mimbres más que suficientes para estudiar tu estrategia de inversión. Infórmate bien, estudia tus objetivos y asesórate antes de invertir.
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